El inicio del año oficial romano tenía lugar en los Idus de Marzo (día 15), ya que era entonces cuando se nombraban los cargos anuales y se designaban los cónsules para hacer la guerra. En Hispania ocurría que para el momento que las legiones romanas llegaban al interior de la Meseta habían transcurrido ya tres meses, alcanzando el final de la primavera o principios del verano, lo que dejaba a los generales romanos poco tiempo para llevar a cabo sus objetivos, ya que la guerra en la antigüedad se hacía en primavera y verano. Esta situación obligó al Senado romano a trasladar el inicio del año (correspondiente al 153 ANE) desde los Idus de Marzo a las kalendas de Enero (día 1) y así poder someter a los pueblos del interior de la Meseta hispaniense.
Según las fuentes romanas, las Guerras Celtíberas fueron desencadenadas por la iniciativa de la ciudad de Segeda de construir una nueva muralla. Roma interpretó que aquello violaba los términos del acuerdo de paz, firmado tiempo atrás con Tiberio Sempronio Graco, y suponía un casus belli para llevar a cabo sus planes de expansión en la región. Para ello, enviaron un ejército de 30.000 hombres al mando de Nobilior.
Como los segedenses no tenían terminada la muralla y estaban desprotegidos, abandonaron su ciudad y se dirigieron a la zona del Alto Duero, llegando a Numancia, donde fueron acogidos como aliados y amigos. De esta manera tan injusta, dice Floro, entró Numancia en la guerra, encabezando la resistencia celtibérica frente a Roma a lo largo de 20 años (153-133 ANE).
Segedenses y numantinos, que habían elegido como jefe al segedense Caros, consiguieron una gran victoria ante Nobilior, matando a seis mil romanos, el 23 de agosto del 153 ANE, día consagrado a Vulcano, que fue declarado a partir de entonces nefasto, de manera que ningún general romano libró batalla dicho día en el futuro. Actualmente, en la localidad más próxima al yacimiento de Segeda (Pueyo de Mara, Zaragoza) se celebran las vulcanalias dónde dicho suceso es representado.
Como herederos del calendario romano -a excepción de los ajustes en relación con los años bisiestos, realizados por el Papa Gregorio- el hecho de que nuestro año empiece el 1 de Enero es consecuencia directa de los cambios producidos por este conflicto. Como iremos viendo en este blog no fue la única impronta que los pueblos considerados bárbaros por los historiadores clásicos e inferiores por los de la modernidad, legaron a sus vecinos del mediterráneo y ha logrado perdurar hasta nuestros días.
FUENTES: numanciasoria.es